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jueves, 26 de mayo de 2011

Homilía de San Francisco de Paula

Hipotético lector:
Cuando prediqué el día de San Francisco (Festival del Arroz con Leche) mucha gente me pidió el texto de la homilía. Aquí os lo dejo. Veréis que el hilo conductor era (y es) que necesitamos lugares neutrales (qyue no neutros) donde poder dejar a fuera todo el ruido que acompaña nuestra vida. Espero que os ayude.

Uno de los regalos más interesantes que han caído en mis manos, ha sido el Diario de un alma, de Juan XXIII, el Papa Bueno. Confieso ya desde ahora mi devoción sincera a él. Y, no pocas veces, recuerdo una anécdota muy significativa de su vida.

En cierta ocasión, Angelo, que ese era su nombre de pila, muerto de miedo ante una misiva que le acusaba ante el Papa de no sé qué cuestión, su obispo, le dijo: Angelo, no temas: en la Iglesia hay de todo y lo contrario de todo.

Qué gran verdad. Y si no te la crees, mira a tu alrededor: aquí no se pide a nadie ningún carnet

para entrar. Aquí hay guapas y feos, listos y no tan listos, de izquierdas y de derechas… incluso alguno habrá entre estos muros que ni siquiera tenga muy claro que cree en Dios. Y sin embargo, nadie sobra… ni siquiera los que muy a nuestro pesar son seguidores de los flamantes finalistas de la Copa de Campeones.

Quisiera ahondar hoy en esta idea, en esta realidad tan importante. No en la de la Champions, sino en el de la comunión o comunidad.

Sé que no es la primera vez que lo digo. Aunque ahora, con un matiz importante: ahora no lo digo como ascética, sino como reivindicación. Hemos de conseguir que éste sea un lugar donde las diferencias queden a la puerta, y que podamos estar reunidos todos sin ese cansino y agotador trabajo cotidiano en el que intentamos bien disimular lo que pensamos o transmitir la imagen de lo que no somos, pero nos encantaría ser.

Hoy celebramos a un santo, a san Francisco de Paula, consejero de reyes y políticos, que nunca tuvo miedo de manifestar sus opiniones ni de mostrarse como monje ermitaño, incluso con aquellos que, sin pensar como él precisamente, respetaban su vida y su labor.

Necesitamos, hermanos queridos, imitar a este insigne protector de Cabranes y no andar por la vida preocupándonos de qué dirán si digo o hago esto o aquello. Necesitamos liberarnos de esas cadenas pesadas y herrumbrosas que nos impiden sacar todo lo bueno que Dios ha sembrado en nuestro interior. Necesitamos crear espacios materiales y espirituales en los que poder respirar con satisfacción y sin vergüenzas.

En la Iglesia hay de todo y lo contrario de todo, sí Señor. Y ahí es donde reside nuestra fuerza, en la comunión: esa unidad intensa, personal, que crea vínculos con quienes a lo mejor nunca nos sentaríamos a cenar, pero que sabemos ama a un mismo Dios y desea –como cada uno de nosotros un mundo más justo y fraterno.

Y en un día como este, en el que nos regodeamos, no sin motivo, de ser ésta la tierra donde se hace el mejor arroz con leche del mundo, esta comunión de la que hablamos se hace más viva y patente en la comunión sacramental.

La Comunión eucarística no es para los que nos creemos los mejores, sino para los que queremos mejorar… y en ese camino, espero que estemos todos.

Quiero agradecer antes de acabar, a cuantas personas hoy nos acompañan, su presencia y simpatía. Cabranes es sin duda un pedazo de esa Asturias bendita donde fe, cultura, fiesta y libertad aún siguen caminando juntas de la mano, porque todas ellas: fe, cultura, fiesta y libertad se siguen respetando. Tierra fraterna donde aunque de vez en cuando nos liemos –pocas veces, la verdad- a fesoriazos metafísicos, sabemos pedirnos perdón y seguir caminando.

Aquí, tenéis todos, los de dentro y los de fuera, una casa que os acoge y os recibe con los brazos abiertos porque sabemos que aquí, en nuestra Iglesia de Cabranes hay de todo y lo contrario de todo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Un santo un tanto olvidado

Foto de Mariola Menéndez (LNE)

Ayer fue el día grande de las fiestas de san Francisco de Paula, en la villa de santa Eulalia de Cabranes. Es una fiesta muy peculiar, que para aumentar el número de sus visistantes, hace ya más de treinta años se creó el Festival del arroz con leche. Hoy, a nivel extra-popular, parece que se honra más a este postre que al santo...
No obstante, y con mucha alegría por parte de todos, honramos a este buen fraile, ejemplo de honradez y docilidad a la voluntad de Dios.
En la eucaritía estábamos casitodos, algún rostro que trae a mi corazón sentimientos profundos de sincera amistad, no estaban allí: unos por enfermedad, otros por los quehaceres propios de un día como éste, en el que toda la familia va a comer a casa. Aún con esas, sus huecos han quedado sin cubrir a pesar del gran número de feligreses y amigos que abarrotaban una iglesia parroquial que se hizo enana ante tanta gente.
Cosa curiosa em pasó en la homilía: quedé con la sensación de que no había gustado nada de nada por el silencio que se creó al final de la misma. Tras la misa, llegaron más felicitaciones que nunca... cosas de la vida, ¿no?
Luego, un buen vermouth y comida. Si no me equivoqué, eramos unos 47 a comer en mi casa una estupendísima paella made in Piñera, aderezada con sidra, Protos, y varias bebidas espirituosas que hacían buen maridage con el café dominicano. Todo perfecto.
Me alegró mucho ver gente tan variopinta compartiendo mesa y mantel; habíalos hasta del BarÇa... pero aún así les acogimos con auténtica caridad cristiana.
También me visitaron sorpresivamente María, Sergio y Ángel, que en un mes saldrá de la barriga de su mamá, y nos alegrará a todos el año. No sé qué pasa con las chicas embarazadas, pero tienen un algo especial. Confieso que verlas me alegra mucho, porque irradian felicidad por todos los poros de la piel. María, lo hace... y también Rosana, la esposa de Alejandro el Alcale, a la que el viernes encontré con una cara muy singular: una mezcla de alegría, orgullo, paz, belleza... no sé, como todas las chicas que esperan un regalo tan grande.
Y después de la nota rosa, recojo el guante del Alcalde, y me animo a formar parte de la Cofradía del Arroz con Leche, y de hacer cuanto esté en mi mano para poder sacar adelante tan interesante iniciativa.
Y ahora... ¡al vermouth!