jueves, 14 de julio de 2011

Fallece el Mayordomo de la Capilla de la Sienrra



El pasado lunes, día 11 de julio, a las 00.30 horas, quiso Dios llamar a su presencia a Jesús Naredo Pedregal, Mayordomo de la Capilla y Cofradía de Nuestra Señora de la Sienrra.
Un pueblo emocionado y conmovido abarrotó no sólo el templo parroquial, sino sus atrios, jardines y calles anejas para despedir a un vecino conocido y querido.
Hombre de fe clara y rotunda, conversador afable y servicial en cuanto podía, Susi, sucumbió a su enfermedad pocos días después de su diagnóstico.
Pierde Torazo a un buen vecino, y la Iglesia a un Mayordomo eficaz, trabajador y discreto, que ha sabido auxiliar a los párrocos de Torazo en cuanto fuere menester.
Durante su mayordomía se llevaron a cabo varias e importantes labores de restauración en la Capilla del Campo. Caben destacar:
la recuperación de la barrotería original barroca, el altar primitivo y su ara, el transparente o camarín de la Virgen, el tabernáculo y otros vasos sagrados; la instalación de vidrieras, el terrazo exterior del atrio, la recuperación de la capilla trasera, la adquisición de las coronas de la Virgen, los ángeles que la custodian, así como la propia talla encargada a un prestigioso taller italiano.
Hombre vinculado a la práctica médica y sanitaria, era conocido por su capacidad a la hora de ayudar a los vecinos del concejo de Cabranes con sus tratamientos. Amigo de sus amigos... e incluso de quienes no eran tan amigos. Hombre de paz y servicio.
Melómano empedernido, amante de la música y cuanto este noble arte rodea, descansó en la Paz del Señor en la festividad de san Benito, confortado y auxiliado con los sacramentos y la Bendición apostólica, recibida de manos del párroco y del capellán del hospital.
Descanse en paz. Y que Dios le premie todo lo bueno que hizo por sus gentes.

lunes, 4 de julio de 2011

Nuevo equipo de gobierno


Como suele ser habitual, por los medios de comunicación nos hemos enterado del nuevo equipo de gobierno del arzobispo fray Jesús Sanz. Ha sido éste un parto deseado y esperado, no tanto por las personas, como por el ritmo que el nuevo equipo imprima a la Iglesia diocesana.
Algunas caras ya muy conocidas (y que hasta ahora nos decían "anhelantes" del merecido descanso tras los duros trabajos con los prelados anteriores), parecen haber redoblado sus esfuerzos para dejar de lado su cansancio y no quedarse atrás a la hora de unirse a las caras conocidas -pero no habituales- en este tipo de trabajos en busca de un bien mayor, como es la Iglesia diocesana.
Hay profesores de grato recuerdo en el Seminario; hay pastores egregios; hay gente de antes; hay gente de ahora... Muchas caras nuevas y sin una línea definida prefijada como conjunto, nos abren a la expectativa con atención.
Independientemente de si estos son de acá o de allá, está el deseo unánime de que esta etapa que empieza traiga entusiasmo y buen futuro a la diócesis. Felicitamos a los que estaban antes y a los que se incorporan nuevos... Dios (y nosotros) les ayuden, Dios (y ellos) nos ayuden.